Ooh-Oh, And I'm just waiting till the shine wears off...
You might be a big fish
In a little pond
Doesn't mean you've won
'Cause along may come
A bigger one
And you'll be lost
Every river that you tried to cross
Every gun you ever held went off
Ooh-Oh, And I'm just waiting till the firing starts
Ooh-Oh, And I'm just waiting till the shine wears off
Ooh-Oh, And I'm just waiting till the shine wears off
Ooh-Oh, And I'm just waiting till the shine wears off…
"Perdido" (Traducción)
Sólo porque esté perdiendo No significa que esté perdido No significa que me detenga
Sólo porque esté sufriendo No significa que esté herido No significa que no recibiera lo que me merezco Ni mejor ni peor
Acabo de perderme Cada río que he intentado cruzar Cada puerta que traté de abrir estaba cerrada con llave Oh-Oh, Sólo aguardo a que el brillo desaparezca...
Puede que seas un gran pez En una charca pequeña Eso no significa que hayas ganado Porque a la larga puede que llegue Otro más grande Y estarás perdido
Cada río que intentaste cruzar Cada pistola que sostuviste se disparó sola Oh-Oh, Sólo aguardo a que empiece el tiroteo Oh-Oh, Sólo aguardo a que el brillo desaparezca... Oh-Oh, Sólo aguardo a que el brillo desaparezca... Oh-Oh, Sólo aguardo a que el brillo desaparezca..
A veces por diferentes motivos nos sentimos perdidos, parados en un lugar en ninguna parte...
pero siempre hay unas cálidas palabras y un sincero abrazo de una brújula amiga...
"La luz de un atardecer"
(Granada. Vistas desde El Generalife. Deirdre 27/10/07)
y la radiante luz que desprende la dulce mirada y las tiernas caricias de ese chico tan especial...
"Camino"
(Picos de Europa. Deirdre. 03/09/2008)
...que nos hacen encontrar nuevamente nuestro camino.
Cada vez que muere un niño bueno, baja del cielo un ángel de Dios Nuestro Señor, toma en brazos el cuerpecito muerto y, extendiendo sus grandes alas blancas, emprende el vuelo por encima de todos los lugares que el pequeñuelo amó, recogiendo a la vez un ramo de flores para ofrecerlas a Dios, con objeto de que luzcan allá arriba más hermosas aún que en el suelo. Nuestro Señor se aprieta contra el corazón todas aquellas flores, pero a la que más le gusta le da un beso, con lo cual ella adquiere voz y puede ya cantar en el coro de los bienaventurados.
He aquí lo que contaba un ángel de Dios Nuestro Señor mientras se llevaba al cielo a un niño muerto; y el niño lo escuchaba como en sueños. Volaron por encima de los diferentes lugares donde el pequeño había jugado, y pasaron por jardines de flores espléndidas.
-¿Cuál nos llevaremos para plantarla en el cielo? -preguntó el ángel. Crecía allí un magnífico y esbelto rosal, pero una mano perversa había tronchado el tronco, por lo que todas las ramas, cuajadas de grandes capullos semiabiertos, colgaban secas en todas direcciones. -¡Pobre rosal! -exclamó el niño-. Llévatelo; junto a Dios florecerá. Y el ángel lo cogió, dando un beso al niño por sus palabras; y el pequeñuelo entreabrió los ojos. Recogieron luego muchas flores magníficas, pero también humildes ranúnculos y violetas silvestres.
-Ya tenemos un buen ramillete -dijo el niño; y el ángel asintió con la cabeza, pero no emprendió enseguida el vuelo hacia Dios. Era de noche, y reinaba un silencio absoluto; ambos se quedaron en la gran ciudad, flotando en el aire por uno de sus angostos callejones, donde yacían montones de paja y cenizas; había habido mudanza: se veían cascos de loza, pedazos de yeso, trapos y viejos sombreros, todo ello de aspecto muy poco atractivo.
Entre todos aquellos desperdicios, el ángel señaló los trozos de un tiesto roto; de éste se había desprendido un terrón, con las raíces, de una gran flor silvestre ya seca, que por eso alguien había arrojado a la calleja.
-Vamos a llevárnosla -dijo el ángel-. Mientras volamos te contaré por qué.
Remontaron el vuelo, y el ángel dio principio a su relato: -En aquel angosto callejón, en una baja bodega, vivía un pobre niño enfermo. Desde el día de su nacimiento estuvo en la mayor miseria; todo lo que pudo hacer en su vida fue cruzar su diminuto cuartucho sostenido en dos muletas; su felicidad no pasó de aquí. Algunos días de verano, unos rayos de sol entraban hasta la bodega, nada más que media horita, y entonces el pequeño se calentaba al sol y miraba cómo se transparentaba la sangre en sus flacos dedos, que mantenía levantados delante el rostro, diciendo: «Sí, hoy he podido salir». Sabía del bosque y de sus bellísimos verdores primaverales, sólo porque el hijo del vecino le traía la primera rama de haya. Se la ponía sobre la cabeza y soñaba que se encontraba debajo del árbol, en cuya copa brillaba el sol y cantaban los pájaros.
Un día de primavera, su vecinito le trajo también flores del campo, y, entre ellas venía casualmente una con la raíz; por eso la plantaron en una maceta, que colocaron junto a la cama, al lado de la ventana. Había plantado aquella flor una mano afortunada, pues, creció, sacó nuevas ramas y floreció cada año; para el muchacho enfermo fue el jardín más espléndido, su pequeño tesoro aquí en la Tierra. La regaba y cuidaba, preocupándose de que recibiese hasta el último de los rayos de sol que penetraban por la ventanuca; la propia flor formaba parte de sus sueños, pues para él florecía, para él esparcía su aroma y alegraba la vista; a ella se volvió en el momento de la muerte, cuando el Señor lo llamó a su seno. Lleva ya un año junto a Dios, y durante todo el año la plantita ha seguido en la ventana, olvidada y seca; por eso, cuando la mudanza, la arrojaron a la basura de la calle. Y ésta es la flor, la pobre florecilla marchita que hemos puesto en nuestro ramillete, pues ha proporcionado más alegría que la más bella del jardín de una reina.
-Pero, ¿cómo sabes todo esto? -preguntó el niño que el ángel llevaba al cielo. -Lo sé -respondió el ángel-, porque yo fui aquel pobre niño enfermo que se sostenía sobre muletas. ¡Y bien conozco mi flor!
El pequeño abrió de par en par los ojos y clavó la mirada en el rostro esplendoroso del ángel; y en el mismo momento se encontraron en el Cielo de Nuestro Señor, donde reina la alegría y la bienaventuranza. Dios apretó al niño muerto contra su corazón, y al instante le salieron a éste alas como a los demás ángeles, y con ellos se echó a volar, cogido de las manos. Nuestro Señor apretó también contra su pecho todas las flores, pero a la marchita silvestre la besó, infundiéndole voz, y ella rompió a cantar con el coro de angelitos que rodean al Altísimo, algunos muy de cerca otros formando círculos en torno a los primeros, círculos que se extienden hasta el infinito, pero todos rebosantes de felicidad. Y todos cantaban, grandes y chicos, junto con el buen chiquillo bienaventurado y la pobre flor silvestre que había estado abandonada, entre la basura de la calleja estrecha y oscura, el día de la mudanza.
"ANGEL" (Sarah McLachlan)
Spend all your time waiting for that second chance for a break that would make it okay there's always one reason to feel not good enough and it's hard at the end of the day I need some distraction oh beautiful release memory seeps from my veins let me be empty and weightless and maybe I'll find some peace tonight
In the arms of an angel fly away from here from this dark cold hotel room and the endlessness that you fear you are pulled from the wreckage of your silent reverie you're in the arms of the angel may you find some comfort there
So tired of the straight line and everywhere you turn there's vultures and thieves at your back and the storm keeps on twisting you keep on building the lie that you make up for all that you lack it don't make no difference escaping one last time it's easier to believe in this sweet madness oh this glorious sadness that brings me to my knees
In the arms of an angel fly away from here from this dark cold hotel room and the endlessness that you fear you are pulled from the wreckage of your silent reverie you're in the arms of the angel may you find some comfort there you're in the arms of the angel
may you find some comfort here.
"A veces al amanecer, cuando no sabemos con certeza si estamos dormidos o despiertos, o a la hora del crepúsculo, cuando las sombras nos hace dudar de nuestros sentidos, adivinamos invisibles presencias, susurros, aleteos, risas contenidas y hasta puede rozar nuestra mejilla algo que no podemos definir. Son los Ángeles, vienen, van, escuchando nuestros secretos y susurrándonos melodías. Ahora, si tal vez los perdiste en el apuro por vivir, solamente hace falta que los convoques". (Isabel Monzón)
Es cierto lo que dicen estas palabras, los ángeles acuden siempre a nuestra llamada o tal vez simplemente cuando advierten que necesitamos sentir una palabra, el roce de sus manos, un cálido abrazo... Al igual que los amigos y amigas, aquellos y aquellas que comparten nuestra risa, que nos soportan en nuestras "rabietas", que nos disculpan nuestros errores, que saben tan sólo con mirarnos que pasa por nuestra mente, ellos y ellas, los amigos y amigas de siempre...Aunque tampoco puedo dejar de mencionar a algun@ de nueva incorporación... Por eso y por mucho más, nuevamente tengo que dar gracias por contar con el cariño y apoyo de mis vitales y queridos "ángeles"...Evanggelos, Nebur, Lolailo, Ali, Inmuchi, Pilaruchi, "un enemigo de lo ajeno" y mi "deportista favorito"...
Para mis "Ángeles de la Guarda"...
"Los amigos son como ángeles que elevan nuestro cuerpo cuando nuestras alas han olvidado como volar..."