sábado, 22 de marzo de 2008

Amigos verdaderos, amigos falsos...

"Unas manos amigas" (Imagen realizada 04/04/2007. Deirdre)

Algo que considero muy importante en mi vida tanto como mi familia son mis amigos y amigas, no sé más bien ellos y ellas también conforman mi familia. Creo que ya una vez comenté que no gozo, ni pretendo gozar, de la simpatía y el cariño de todo el mundo, si eso implica que deje de lado mis principios y mi forma de ser...Ellos y ellas, mis verdaderos y verdaderas, sólo ellos y ellas saben cómo realmente soy y a pesar de todo me soportan, y sin merecerlo tengo el honor de contar con su apoyo, su cariño, sus abrazos, sus sabias palabras sin ser filósofos o un gesto en el momento preciso...Ellos y ellas, únicos y únicas, mis "pilares"...capaces de leer en mi mirada mis pensamientos, mi alegría, mi dolor a veces...


Hoy sólo quiero dar gracias a la vida por poder decir, aunque me venga grande, que cuento con vuestra "AMISTAD". Cada día tengo más claro y valoro más que significa eso y aunque a veces no os lo demuestre, os quiero, sin vosotros y vosotras no "SERÍA" ni "ESTARÍA". Gracias por enseñarme a ser "persona" y dejarme aprender tanto de vosotros y vosotras...


Gracias Evanggelos por permitirme equivocarme sin reproches y por regalarme tu cariño incondicional, tu paciencia, tu templanza y transparencia, gracias Pegasa por enseñarme tu perseverancia y espíritu de lucha, gracias Nebur por mostrarme qué es la valentía, gracias Inmuchi por haberme hecho resurgir y por seguir ahí, gracias Ali por mostrarme el poder de la superación y la independencia, gracias Lolaílo por cubrirme y enriquecerme con tu alegría y nobleza, gracias Obelix por enseñarme a reconocer la generosidad, comprensión y bondad, gracias Pilaruchi por regalarme tu experiencia, gracias Happy Boy por llenarme con tu positividad, gracias M. por haber creído en mí y por enseñarme qué es la autoconfianza...

Disculpad si no he sabido reflejar adecuadamente todo lo que significais para mí...pero necesitaba haceros saber que me llena de vida sentir que tengo a personas como vosotros, mis amigos y amigas, a mi lado y sin merecerlo, porque valoro lo que tengo y la suerte que tengo al contar con vosotros...


"Querida Mathilda:


Ha pasado poco más de un mes desde que planté los nuevos frutales y, a estas alturas, espero exhalar un suspiro de alivio: todas las plantas han arraigado y no cayó ninguna nevada que quemase sus brotes. Estos últimos días también he cambiado de tiesto a mi pequeño pino. ¿Te he hablado de él alguna vez? Hace dos años que lo crío y a estas alturas, para mí, es un poco como la rosa del Principito. Lo sitúo bajo el sol tibio, por la mañana, y lo apartó de los rayos demasiado fuertes en las horas más cálidas; si se levanta un viento fuerte voy rápidamente a ponerlo a buen recaudo, si un insecto planea sobre él, inmediatamente controlo que no se trate de un enemigo.


¿Por qué tanta atención por un arbolito que no llega ni a los veinte centímetros? Por un ausnto muy sencillo: lo he visto nacer. Ocurrió una tarde, mientras jugaba con el perro en el prado: me agaché para coger un palo que le tiraba y lo entreví entre la hierba. No era todavía un árbol, sino sólamente un piñón del que estaban brotando, por un costado, unas piernitas verdes. Lo levanté delicadamente y, observándolo en la palma de la mano, comprendí que su destino no era ir a parar a una tarta de manzanas sino transformarse en un árbol. En el prado, donde pasan los coches y las cosechadoras, su vida habría sido verdaderamente breve, de manera que decidí ayudarlo: cogí un pequeño tiesto, lo llené de tierra fina y puse allí el piñón con el mechoncito verde hacia arriba. Después, durante algún mes me olvidé de su existencia; cuando volví a verlo ya no era una semilla, sino un pequeño árbol, y el tiesto le quedaba estrecho, como le ocurre a un niño que ha crecido demasiado deprisa.


Desde aquel día nació nuestra relación de amor-esclavitud. En otoño iremos a vivir en la casa nueva, lo plantaré en la tierra cerca de la casa, allí algún día él será grande y yo anciana, dará sombra a mi vejez tal como yo la había dado a su infancia, después yo me iré y él seguirá estando alli, sus frondas oscuras cantarán con el viento y, por las noches, hablaremos entre nosotros con el lenguaje silencioso de las almas.


¡Qué don extraordinario son los árboles y cuánto podríamos aprender de ellos con que sólo supiésemos mirarlos, verlos, prestarles el amor y la comprensión que se prestan a los amigos!


Hace algunas semanas, en un bar entablé una nueva amistad. Ya nos habíamos entrevisto muchas veces en el barrio. Después, una mañana, delante de un capuccino, empezamos a hablar las dos y enseguida nació una gran afinidad. Me he sentido siempre fascinada por el misterio que provocan los encuentros. De repente, se cruza una mirada, y, entre aquella mirada y la nuestra, por algún camino misterioso, se crea una ligazón, así como la sensación de que dicha ligazón haya existido siempre y existirá siempre.
También a nosotras dos, ¿te acuerdas?, nos ocurrió lo mismo. En aquel cálido -y ya lejano- anochecer de verano nos vimos y nos "reconocimos"recíprocamente. Poco antes de despedirnos bromeando sobre el color de tu piel, me dijiste: "¡En adelante seré tu sombra!" Y así ha sido y seguirá siendo mientras dure nuestro camino en esta tierra. La amistad es una experiencia de recíproca entrega, en la verdadera amistad no hay relación alguna de interés o finalidad. La amistad se funda en la alegría y en la fatiga, en la fidelidad y en la atención, en el escuchar y en el silencio, en la disponibilidad y en la coparticipación. Es un sentimiento noble y gratuito: gratuito, porque las relaciones que engendran amor no conocen jamás el lenguaje del precio.

Últimamente, sin embargo, en mi vida ocurre una cosa singular: personas a las que apenas he conocido y con las que he tenido un trato episódico y totalmente circunstancial proclaman a los cuatro vientos haber sido mis amigas y, como tales -o supuestamente tales- se vanaglorian públicamente de conocer secretos de mi vida privada. ¡Qué absoluto sinsentido! Mis amigos -los reales- jamás harían semejante cosa porque cultivan, como yo, el don de la discreción y del respeto. Todas mis amistades son personas alejadas de los lugares del poder, personas que viven según un trazado de indagación y crecimiento, personas que a la vida le reconocen un valor distinto del de una simple representación. Aquel que proclama a los cuatro vientos ser "mi amigo" es, por lo tanto, alguien que jamás habría podido serlo porque vive en el poder y en la exaltación narcisista de exhibirlo. Porque lo que me ata a mis amigos -y a ellos a mí- es la valentía de las elecciones, el rigo ético, la coherencia, el silencio y la humildad. Todas cosas ausentes en quienes proclaman "conocerme bien".

Las altas voces de esta clase de personas -aduladores fácilmente convertibles en detractores, siempre presentes en la comedia humana- no son sino los efectos secundarios de la notoriedad. El éxito atúa a menudo como un imán que altera los campos magnéticos de una brujula: repentinamente, el norte se convierte en sur y el sur en norte, las personas menos centradas se marean. Con vértigos es difícil decir algo que sea sensato y entonces se grita a grandes voces la propia amistad -o la propia enemistad-, se inventan y se destruyen relaciones, se lanzan dardos y anatemas, se escucha la propia voz, ebrios de su potencia y de su belleza, dispuestos, como el cuervo de Esopo, a perderlo todo ante la modesta adulación de la primera zorra."

(Fragmento de "Querida Mathilda". Susana Tamaro)








"Cabecita loca" (Amaral)

Me decías cabecita loca
Por seguir mis sueños
Por romper las olas
Me defendía con mis alas rotas
Contra la corriente vuela, vuela mariposa.
Eras mi ángel de la guarda
Sobrevolando mis horas bajas
Eras la música del alba
La lluvia cuando estalla
Sálvame, no me dejes caer
En la tristeza de las noches en vela
Sálvame y yo siempre seré
Tu amiga más fiel que dentro te lleva.
Me decías cabecita loca
Por soñar despierta
Por querer que no amanezca nunca
Tú me decías cabeza loca
Siempre es igual
Siempre mi ángel de la guarda
Sobrevolando mis horas bajas
Eras la música del alba
La lluvia cuando estalla.
Sálvame, no me dejes caer
En la tristeza de las noches en vela
Sálvame y yo siempre seré
Tu amiga más fiel que dentro te lleva.
Sálvame, vuela, vuela mariposa
Eras mi ángel de la guarda
Eras el eco de una voz lejana
Eras la música del alba
La lluvia cuando estalla
Sálvame, no me dejes caer
En la tristeza de las noches en vela
Salvame y yo siempre seré
Tu amiga más fiel
Seré la nieve al caer sobre el mar
sobre la tierra
Cuando el fuego te quema
Sálvame, sálvame.
Para mis Ángeles de la Guarda.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La entrada es más bien cursilona, el resto del blog esta bien, pero esta... regular.

Deirdre dijo...

Hola Conchi. Ante todo gracias por visitar mi blog y por dejar tu "huella". ¿De verdad crees que esta entrada es algo "cursilona"? Quizás lleves razón. La verdad es que refleja, como todo mi blog, aspectos de mi forma de ser. Estarás de acuerdo conmigo en que todos, cuando hablamos de las personas que queremos, nos ponemos muy sensibles y algo "tontorrones"...Bueno a mí me ocurre incluso con mi perrita...Qué vamos a hacer si es que los cáncer somos muy tiernos y nos gusta cuidar y mimar a aquellos que consideramos importantes...Y para mí, mis AMIG@S son vitales. Francis Bacon dijo: No hay soledad más triste que la de un hombre sin amigos, sin los cuales el mundo es un desierto: quien sea incapaz de sentir amistad, tiene más de bestia que de hombre.Una frase que desborda autentitidad y sabiduría, ¿no crees? Nuevamente gracias por visitar mi blog. Un saludito. Deirdre

Anónimo dijo...

Veo que no te ha molestado mi comentario, despues de dejarlo pensé... quizás me pasé, lo siento. Estoy de acuerdo contigo pero creo que, si bien es importante tener amigos, que lo es y mucho, en ocasiones sucede que los amigos no están a la altura de las circunstancias, y aquellos que dicen mil cosas, que parece nos respetan, quieren, miman y cuidan, en realidad lo estan haciendo hacia ellos mismo, porque a la primera de cambio, no los encuentras cuando realmente los necesitas. Es por eso que creo necesario protegerse un poquito, sólo un poquito de distancia de esas amistades que, cuando son felices, no están y no quieren estar. Lo de la entrada cursi, lo lamento de nuevo, quizas no era la expresión, o quizas si, yo hablo así, lo lamento, es lo que sentí y lo expresé. Un saludo cariñoso.

Deirdre dijo...

Hola Conchi. Ante todo nuevamente gracias por seguir visitando mi blog. En ningún momento me ha molestado tu comentario. Creo que todos tenemos nuestras opiniones y el derecho a expresarlas y por supuesto todas estas apreciaciones merecen mi respeto. Es reconfortante y constructivo conocer las impresiones de l@s visitantes de mi blog a través de las “huellas” que dejan en él. Gracias por tu sabio y solícito consejo. Puedo advertir a través de tus palabras que alguna persona, quizás alguna amiga o algún amigo, no cumplió las expectativas que habías puesto en esa amistad. Siento que te ocurriera eso. ¿Qué puedo yo aportar a esas circunstancias? Yo sólo hablo desde mi experiencia…Considero, como ya comenté, a mis “AMIG@S” vitales, tal como son, con sus virtudes y sus defectos, no quiero “amig@s perfectos” y por eso valoro tanto su amistad, porque en momentos de abatimiento y de felicidad han estado a mi lado, me han soportado, apoyado, comprendido…Cuando comentas que hay que “poner un poquito de distancia” de los amig@s, te refieres a que tenemos que mantener nuestra independencia, ¿no? Estoy totalmente de acuerdo contigo. No porque seamos amig@s tenemos que encadenarnos mutuamente. La cuestión está en aquellas personas que se consideran a sí mismos “amig@s” y realmente no lo son…Pero tal vez esto nos ayude a mejorar y ser más cuidadosos en nuestra elección porque finalmente como dice Baltasar Gracián: “Cada uno muestra lo que es en los amigos que tiene”. Y quizás corremos el riesgo de contagiarnos de esa egoísta forma de ser y no porque otr@s los sean debemos volvernos nosotros así…Nuevamente gracias por seguir visitando mi blog, por tus doctas palabras y por querer protegerme y prevenirme de cuant@s cínic@s y desleales pseudo-amig@s pueda encontrarme en la vida…Una vez leí una frase de Martin Luther King: “La decepción es finita y debemos afrontarla, pero la esperanza (yo me atrevería a añadir también la ilusión) es infinita, y jamás debe perderse”. Por último, y para corresponder como cortesía a tus ilustradas palabras, plasmaré una cita de Aristóteles: “La amistad perfecta es la de los buenos y de aquellos que se asemejan por la virtud. Ellos se desean mutuamente el bien en el mismo sentido”. Un saludito. Deirdre